Moriré en Valparaíso

Moriré en Valparaíso
Mi nuevo libro con prólogo de Roberto Ampuero

domingo, 3 de enero de 2010

Conversación en un ascensor

Esta semana recibí en el cerro San Juan de Dios un gran amigo de mi niñez, junto con su señora y tres hijos. Richard vive, hace 20 años, en San Francisco. El miércoles en la tarde, salimos a caminar por Pancho.

Faltaban 30 horas para la gran fiesta del bicentenario. El jolgorio ya se respiraba. Descendiendo por la escalera Placilla, desembocamos en una Subida Ecuador repleta de gente. Un joven le mostraba a su polola su nuevo peinado Mohawk. El hijo mayor de mi amigo se probó un batido en "La Campezana". Los demás compartimos damascos que se ofrecían "500 por kilo, 2 por 700" en la verdulería "La Esperanza".

La calle Pirámide, como es su costumbre, era un remolino de gente. Recuerdo haber visto numerosas cartas en este diario reclamando el caos de tal lugar. Pero el miércoles, por primera vez, solté a mis prejuicios. Lo vi a través de los ojos de mis amigos del otro Pancho, el Valparaíso del norte.

Wilma, la señora de Richard, me consultó por las longanizas colgando desde el cielo de la fiambrería "San Pancracio". Casi se tentó por una balanza de choritos que se pesaba en plena calle. Nos deslumbró un caballero fileteando una corvina.

Llegamos a la Plaza Lord Cochrane. En el Hamburgo, nos asomamos. Quisiera saludar a mis meseras regalonas, mostrarle a Richard la colección de campanas de barco, y darle un cariñito al gato. Estaba lleno. Es más, en tres mesas, me tope con gente conocida, una situación que se repetiría dos veces más mientras caminábamos los 100 metros del bulevar hasta la fuente Neptuno.

Bajo las palmeras de la plaza, mi hija buscaba peces que imaginaba escondidos bajo el tridente. Le mostré a Richard: "Puedes venir 10 veces a este plaza y verás siempre el mismo perro tomando siesta allí". Era una noche perfecta en Valparaíso. Lleno de estrellas. La gente contenta. Todos sus personajes presentes.

Subimos por la calle Cumming hasta el Pasaje Elías, depositando 8 monedas de 100 pesos sobre el mostrador del Ascensor Reina Victoria. El carro andaba lleno. Escuché a un par de señoras del cerro Concepción copuchando su desencanto por tanta gente dando vuelta. Al percatarse de la presencia de su humilde columnista, me saludaron tibiamente. "Ud. también tiene un grado de culpa por todo esto", me dice uno, "por promover tanto a Valparaíso en todo el mundo".

"Buenas tardes señoras", les dije. "Me encantaría conversar el tema con ustedes, pero temo que es demasiado complejo para abarcar en los 15 segundos que dura el ascensor".

Tras media hora disfrutando cuadros de artistas porteños como Ilabaca, Mena, y el Loro Coirón, nos instalamos en la Filou de Montpelier. Wilma probaba feliz cada plato en la mesa. Yo estaba silencioso. Tras haber visto miles de porteños y turistas gozando juntos, no pude dejar de sufrir por las dos señoras del ascensor. Richard, por su parte, mandaba un texto a otro amigo en USA, "Comiendo con Todd en Valparaíso. Esta ciudad es fantástica."

10 comentarios:

Missbook asg dijo...

He entrado a curiosear al diario y me he visto inmersa en una breve historia que me cautivo dejándome con una bella sonrisa, sonrisa que se extraña a las 11 de la mañana en la oficina donde trabajo, y aun mas cuando he hecho recuento de las horas dormidas este inicio de año y en 4 días, no suman mas de 20. soy de viña del mar y me avergüenza confesar que no conozco el puerto como debería. Tengo sueños de escritora y me encantaría conocer mas de este mundo que ud de un forma tan atractiva describe. Espero seguir pasando, pues ya me he hecho su seguidora.

Anónimo dijo...

Todd, la disidencia como la practicada por las damas del ascensor, es parte del ser humano, es parte del ejercicio de vivir y convivir, no por eso te vas a echar a morir...son detalles insignificantes tal como los segundos de viaje en un ascensor de nuestro Valparaíso.

Desde siempre en el ascensor "El Peral", si entras y encuentras a dos damas de ascendencia alemana hablando en castellano, automáticamente se ponen a conversar en alemán al ingreso de un "chileno"...son detalles sabrosos de nuestro Valparaíso... take it easy.
¡Feliz 2010!
Alfonso.

Andrés Castillo C. dijo...

me gustó... lei tu entrada en el diario (online) y entré a tu blog

que estes bien
chauu

a n d r é s

El Gringo dijo...

Missbook,

Gracias por su comentario y bienvenido al blog. Espero que siga contentas con las columnas. Saludos, TT

El Gringo dijo...

Alfonso,

Me encantó tu observación y estará atento para las dos señoras alemanas. De todos modos, con mi corazón de poeta, aun sufro por los disidentes. Un abrazo y feliz año.

El Gringo dijo...

Andrés,

Gracias por visitar. Espero que vuelvas...

saludos,
TT

El Gringo dijo...

recibido por Mercuriovalpo.cl
de jaime.guajardo@gmail.com

Todd, antes que todo saludarte y desearte un año muy prospero.
Estaba leyendo como siempre su columna y cuando llegue a lo de las señoras en el ascensor, se me vino a la mente mis comentarios cuando veo a tanto turista en mi puerto querido y comento con mi señora, estamos siendo invadidos. Pero después razono y de verdad, que orgulloso me siento cuando gente forastera se enamora a primera vista de un Valparaíso que a pesar de sus imperfecciones encanta y enamora. Que orgullo mas grande ver al hermano Americano, al Europeo, entre otros, sus caras de maravillados con tan hermoso puerto.

Me gustaría decirles a esas señoras, que esa rabia que les da, al sentirse invadidas, la aguanten un poquito y piensen en que importante es cuando el forastero se deslumbra con nuestra gran ciudad.

Por eso te amo y me siento orgulloso de ti Gran Valparaíso

Firma: Jaime Guajardo.-

El Gringo dijo...

Jaime,

Gracias por el comentario y feliz año. Tocaste precisamente el tema que quisiera demostrar: la paradoja. Por un lado, creo que es importante que reconozcamos que hay una cantidad de gente descontenta. Es importante que tratamos de entender porque, para poder remediar lo que es remediable. Pero, no se puede olvidar que la inmensa mayoria de los porteños disfrutan el nuevo estatus de Valpo. Hay cosas que hay que mejorar, pero tampoco está "todo mal", como dicen algunos.

saludos,
TT

El Gringo dijo...

Recibido por Mercuriovalpo.cl

bruja_mili@hotmail.comLo importante no es la cantidad de visitantes y extranjeros que lleguen a Valparaiso, sino que todos deben contrubuir a conservar esa cálida magía.

Firma: Amelia Hernández Moris.-

El Gringo dijo...

Recibido por mercuriovalpo.cl

nkarstulovic@gmail.com

Razon tenia la señora, por que este sabio gringo, nuevo avencindado en el cerro concepcion y alegre, ya es nuestro, se ha dedicado particularmente a difundir nuestra tierra, cultura, y leyendas, con sus especiales y dulces comentarios para extranjeros que llegan como abejitas buscando a la miel.

Firma: Nury Karstulovic.-