Moriré en Valparaíso

Moriré en Valparaíso
Mi nuevo libro con prólogo de Roberto Ampuero

lunes, 27 de junio de 2011

31 minutos

El jueves mi señora y yo habíamos acordado una cita para ver una película de Woody Allen en el Cine Arte de Viña. Pero a las 7:14 aun no llegaba. Así, que tomé mi notebook y escribí: “Porteños: súmense a la gran campaña en Twitter. Que las platas recaudadas por venta de Esval se queden en Valpo.”

Pasó un minuto. Nada. Anonadado pero no derrotado, repetí el mensaje. “Porteños: súmense a la gran campaña de Twitter. Que las platas recaudadas por venta de Esval se queden en Valpo”. Segundos después, me llegaron dos respuestas.

“¿Qué onda?” decía el primero. “No sabía que estaba a la venta Esval” el segundo.

“Así es. Se espera recaudar US$200MM. Que no subsidien el metro de Santiago. Que se queden en Valparaíso”. Cuatro minutos después, siete otros porteños habían sumado al diálogo. Otros cinco “retwitteaban” (reenviaban) mi mensaje original a sus propios seguidores. Apareció un “tweet” de un conocido periodista de este diario, reenviando mi mensaje y recomendando el uso del (#) ante de las palabras Esval y Valpo. Esta herramienta permite que Twitter mide y ordena la popularidad de las tendencias que allí se conversan.

Mientras mi primer mensaje seguía dando vueltas, mandé otro: “Porteños ¿en que proyecto gastaría los US$200MM que se recaudarán por venta de #Esval si logramos mantenerlos en #Valpo?”

Quedó la tendalada… Se iluminó el ciberespacio. “Mejoramiento integral del cerro Santo Domingo, Iglesia La Matriz, y Mercado Puerto” contestó Enrique. “Cerro Polanco”, escribió Mauricio. “Restaurar, recuperar, y reparar ascensores abandonados” agregó Paz. “Extensión de Merval hasta Quillota” insistió Camilo. “Todos los cables subterráneos” twitteó Macarena. Pero no todos fueron optimistas. Gerardo me recriminó, “Gringo, ¿Aun crees en el viejito Pascuero? No pasa nada. Todo va a Santiago.” Yo le contesté: “En el viejito no, pero si en el poder de las redes sociales”.

Seguían lloviendo comentarios, muchos retwitteados, y todos con el “#esval” y “#valpo”. A las 7:33, llegó mi señora. “¿Vamos a ver la película, cierto?”

“Si, mi amor. Pero necesito unos minutos. Estoy haciendo un experimento”.

En 19 minutos, había recibido 47 mensajes. Estos habían sido retwitteados más de 100 veces. Justo, apareció un mensaje del Senador Lagos Weber: “@toddtemkin @chahuan @sebastianpiñera propongo protocolo entre región y gobierno previo a la venta que acuerde que 100% quede en región”.

Mientras yo reenviaba el mensaje de Ricardo a mis seguidores, apareció otro mensaje en mi bandeja. Venía de Twitter. Decía, “Felicitaciones @toddtemkin #esval es tendencia nacional”. En 31 minutos, habíamos entrado el “top 10” del mundo twittero Chileno.

Media hora después, sentado cómodamente en el Cine Arte de Viña, no pude dejar de contemplar lo sucedido. “Impresionante potencial”, pensé. Es más, ya tenía preparado mi próxima maldad: “@lagosweber @chahuan @alcaldevalpo propongo conclave parlamentarios y alcaldes ciudades portuarias para sacar adelante Ley de Puertos”.

lunes, 20 de junio de 2011

La definición de es


El 17 de agosto de 1998 Bill Clinton dio una clase magistral para los amantes del bizarro y el absurdo. Al ser interpelado sobre si había mentido al alegar que su relación con Mónica Lewinsky “no es sexual”, el entonces Presidente, visualmente incómodo y torcido, ofrecería la siguiente joyita: “Eso depende de su definición de qué es lo que es”.

Recordé lo anterior hace unos días, mientras hojeaba los titulares de los diarios financieros expuestos sobre la vereda de la calle Almirante Señoret de Valparaíso. “Gobierno levanta US $984 MM por venta de participación en Aguas Andinas” decía uno. Lo compré. Imagine mi desilusión al leer el destino de estos recursos: el metro de Santiago.

Totalmente de acuerdo con mi amigo Jorge Martínez que, por lo menos, 50% de los aproximadamente US $200 MM que el gobierno pretende recaudar por la venta de 29.43% de ESVAL debe quedarse en Valparaíso. ¿La otra mitad en la Quinta Región? Por supuesto.

Es más, diría que el destino de estas obras debe ser consensuado aquí en Valparaíso, por los propios porteños. Conversemos después sobre las obras que nosotros queremos ejecutar.

Durante la inauguración del edificio Luis Cousiño, el Presidente Piñera planteó enfáticamente que su Plan Valparaíso “es lejos el más importante que se ha hecho”. Me sentí algo tocado, pues, un par de semanas antes, yo había escrito en este medio “hace falta que el Presidente presente en detalle su Plan Valparaíso”.

A nivel personal, admiro mucho el Presidente Piñera. Su gobierno ha logrado buenas cifras económicas y una notable mejora en el desempleo regional. No obstante, es innegable que la clima en Valparaíso le está complicando. Al desencanto por las licitaciones portuarias se suman los paros universitarios. También está el descontento con sus reformas económicas que contemplan abrir el cabotaje y permitir los puertos secos. Causan pánico entre los navieros chicos, los pequeños agentes de aduana, y los gremios de transporte.

Así, no hay donde perderse. Las platas recaudadas por la venta de ESVAL deben quedarse en Valparaíso. Sería una pena ver al Presidente, en 2 años más, defendiendo aquel discurso cuando decía que su Plan Valparaíso “es el más grande que se ha hecho” alegando “depende de su definición de qué es lo que es”.