Moriré en Valparaíso

Moriré en Valparaíso
Mi nuevo libro con prólogo de Roberto Ampuero

sábado, 27 de junio de 2009

Perdido en Valparaíso

Esta semana partió el invierno en el Puerto. Sobrevivimos nuestro primer temporal, nuestras primeras noches de frío y nuestro primer socavón en la Avenida España. Nobleza obliga. Sobre este último, puedo decir que mi hijo y yo, camino a Viña, a las 7:30 a.m. el viernes, tuvimos un lindo paseo, juntos con otros mil autos y una similar cantidad de micros, pues, a Carabineros de Chile no se le ocurrió nada mejor que canalizar la totalidad del tránsito entre las dos ciudades más importantes de la Quinta Región, en hora peak, por la angosta bajada Placeres del mismo cerro.

Después de los primeros 10 minutos parados en la mitad de dicha avenida, el caballero de adelante, con su camioneta blanca desbordante de lechugas y acelgas, no aguantó más. Había descubierto —sin necesidad de un postgrado en física— que las tres micros delante de él, apiladas una al lado de la otra, en una pista con no más de 6 metros de ancho, jamás iban a pasar por el pequeño intersticio que es la curva de Placeres entre las calles Amalia Paz y Malfati. Así, nuestro héroe puso su camioneta en marcha atrás, generando mi asombro, el de mi hijo y el de los doscientos automovilistas que venían detrás.

Ya eran las 8:24. A mi hijo, de 7 años, se le ocurrió que habían pasado más minutos que metros avanzados. Le dije, “Falta sólo una hora para llegar a la panadería ‘Los Placeres’”. Es una cuadra más arriba. “Te pasaré 500 pesos para que bajes a comprarme un café y un par de panes batidos”. El Nico me contesta: “Papá, si tomas un café vas a tener que hacer pipí.” Mi hijo es muy inteligente. Por eso estaba muy desilusionado al descubrir que yo había estado bromeando, sin desmerecer que el pan de “Los Placeres”, cuando lo comes calentito durante la mañana en un frío día de invierno, es de lo mejor que hay en el Puerto.

Al llegar a la esquina de la pintoresca calle Juan Elkins, recordé una carta que recibí hace 6 meses de una señora Leticia, que reside allí. “Soy fiel lectora de su columna y me encanta todo lo que escribe sobre Valparaíso. ¿Por qué no escribe sobre el cerro Placeres?”.

Al pasar Juan Elkins llegamos por fin a la panadería. Ya se vislumbraba la Universidad Santa María asomándose en la distancia. Si hay un lugar más lindo en todo Chile, no lo conozco. Diez minutos más tarde, al llegar a la próxima esquina, la calle Valdés, recordé otra carta que recibí de un caballero que vivía en el sector, cerca del pasaje Vista Naves, recordándome la belleza de las antiguas construcciones tipo ligures que hay en el lugar, y preguntando si sabía que una vez hubo un ascensor allí.

Sí lo sabía. Minutos después llegamos al lugar donde fusilaron a Diego Portales. Cultura, arquitectura, historia. A las 9:10, Nico y yo regresamos, por fin, a la Avenida España. La señora Leticia tenía toda la razón. El caballero de las acelgas no sabe lo que se perdió. Este cerro es muy lindo.

3 comentarios:

El Gringo dijo...

Recibido por correo electrónico:

Estimado Todd:

Soy un suscriptor de El Mercurio de Valparaíso, y por sobre todo, un porteño de esta maravillosa ciudad de Valparaíso. Nacido y criado en el Puerto. He vivido toda mi vida en la ciudad (mi enseñanza secundaria, universitaria, mis trabajos, mi casamiento; etc.).

He leído casi todas sus columnas; y hacía tiempo que deseaba escribirle, para felicitarlo y brindarle todo mi apoyo. Mucha suerte en sus proyectos y logros.

Le saluda cordialmente,

ANTONIO RIENZO RENATO
antonio.rienzo@gmail.com

El Gringo dijo...

Antonio,

Agradezco sus palabras que siempre motivan...

Trataremos de estar a la altura de su cariño.

saludos,
Todd Temkin

El Gringo dijo...

Recibido por mercuriovalpo.cl

Estimado Sr. Todd
feliz de haber leido su cronica.......me sentí viviendo la experiencia con tan vivo relato, gracias.
Saludos de un chileno lejos de ese lugar tan lleno de aventuras.

Firma: Jaime Morales.-