Moriré en Valparaíso

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Mi nuevo libro con prólogo de Roberto Ampuero

sábado, 23 de agosto de 2008

La cola del pillo

Abundan escritos sobre nuestros emporios, ascensores, tranvías, iglesias y cementerios. Ahora algo diferente. Una guía para gozar nuestros “tacos patrimoniales”.

“El Remolino”

Se produce cuando 3 ó 4 calles desembocan en el mismo lugar. ¿El clásico? La Plazuela Ecuador a las 6 de la tarde. Extraordinario. Para producir un remolino perfecto se requieren distintos ingredientes. La Plazuela Ecuador los tiene todos. Están las 2 micros de la línea verde ocupando la mitad de la plazuela, mientras las 2 micros de la línea roja bloquean la vista desde la bajada Yerbas Buenas. Estos últimos obligan a los pobres que bajan por Yerbas Buenas a tirarse a ciegas. Al asomarse 10 metros dentro de la plazuela se dan cuenta de que hay una camioneta blanca bajando encima desde General Mackenna. La maniobra lógica es esquivar a la derecha, seguida por otra maniobra hacia la izquierda. Pero justo aparecen dos colectivos saliendo desde la pista de retorno. Entremedio, un bache de 2 metros de ancho por 10 centímetros de profundidad. Por un segundo, nuestro héroe piensa en retroceder; pero detrás hay 4 autos más. Tampoco puede doblar a la derecha, pues hay un taxi obligado a hacer la “vuelta del tonto”. Sonríe. Tienes 7 autos envueltos en forma de caracol. Es un perfecto remolino.

“El Tontín”

Se produce en bajadas pendientes con curvas ciegas. El culpable es casi siempre un afuerino, pues éste desconoce el protocolo local de asomarse antes de tirarse. El tontín clásico es el gringo ansioso por llegar a La Sebastiana “tirándose pa’ arriba” al inicio de la calle Ferrari, sin saber que tiene una pendiente de casi 40 grados y justo tras la primera curva ésta se angosta espectacularmente. Allí se encuentra nuestro campeón, muerto de pánico en la mitad de la subida, mientras 5 autos vienen bajando encima.

Para que un taco “tontín” alcance su máximo esplendor, el pánico del gringo debe alcanzar tal nivel, que opta por poner el auto en marcha atrás. Hasta ese momento los 10 autos que se asomaban abajo habían estado tranquilos, muertos de la risa. Ahora están metidos en un show. ¿Otro protagonista? El olor a goma quemada.

“El Pillo”

Este no es culpa ni de los gringos ni de los santiaguinos. Es más porteño que un salame de la “Sethmacher”. Se produce cuando el 80% de los porteños asumen cierta flexibilidad en las leyes de tránsito, mientras los restantes no quieren que éstos salgan con la suya. Un pillo clásico se produce en el semáforo de Salvador Donoso con Bellavista. Mientras el 80% no ve ningún problema con doblar a la izquierda desde la pista derecha, el 20% cree que es su responsabilidad moral no dejarlos pasar. El resultado lógico es la ignominiosa “cola de 3 autos”, también conocida como la “cola del pillo” que bloquea todo libre tránsito desde Bellavista hacía el centro. ¿Lo mejor de todo? He visto más de alguna autoridad atrapada in fraganti en la “cola del pillo”.

Y me preguntas por qué amo a esta ciudad.

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