Moriré en Valparaíso

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Mi nuevo libro con prólogo de Roberto Ampuero

sábado, 15 de agosto de 2009

La lluvia de Valparaíso

Esta semana preparaba un escrito sobre el Congreso y los dichos del ministro del Interior, el que defiende a los parlamentarios de la pistola acusatoria del juez de Casablanca. El que dice: “El Congreso no ha hecho nada por Valparaíso”.

“Estoy completamente de acuerdo”, había escrito. A continuación elaboré una seguidilla de insultos; pero justo me interrumpió la lluvia. La lluvia de Valparaíso.

Es que mis dos lluvias favoritas son la de Puyehue y la de Valparaíso. En la primera se escucha el murmullo de tepas, ulmos, mañíos y coigües. Se imagina el cantar de los musgos. Se siente la sangre crecer como las cascadas buscando el río. Las lluvias porteñas son diferentes. Parten anunciadas por el viento norte. De repente se siente chillar las bisagras, temblar los cristales, y llueve.

Caídas las primeras gotas, el viento vuelve cruzado. Hay un zumbido que huele a soliloquio: Algún marinero perdido; alguna mujer que éste dejó esperando en algún rincón del Puerto.
Hay algo sobre el tintineo de las gotas sobre los adoquines. Nos pone nostálgicos. En ello detecto el susurro de Pablo Neruda: “La mojada/ tarde me trae la voz, la voz deseada,/ de mi padre que vuelve y que no ha muerto”. Cuando llueve en el cerro San Juan de Dios dejan de cantar las avecillas. En su estruendoso vacío, siento los acordes de la guitarra del Gitano Rodríguez.
Imposible estar enojado cuando llueve en Valparaíso. La lluvia porteña nos limpia el cuerpo y el alma.

Así, volvamos a los parlamentarios, al ministro del Interior. Estimados honorables, señoras y señores… Les perdono. Les perdono que, en 20 años de sesionar en una de las ciudades más extraordinarias del mundo, no se hayan dado cuenta de nada. Lamento que no tengan idea de las maravillas que les envuelven. Su indiferencia es elocuente. Es obvio que no saben nada de Valparaíso.

No saben, por ejemplo, que el día después de la lluvia se ve el Aconcagua en todo su esplendor. Maria Graham lo vio. Igual Charles Darwin y Whistler, que lo pintó. Pero Uds. no lo han visto. Curioso. Tampoco han probado el salame polaco de “Sethmacher”, o hecho la fila para comprar en la “Guria”. No han visitado el taller del Loro Coirón, a tomar un café con él mientras atardece sobre la torre de la Matriz, que queda tan cerca de su balcón que da la sensación que puedes extender una mano y tocarla. No han vivido señores y señoras.

No conocen ningún ascensor que no lleve al “Turri”. Nunca han visto como la luna llena aparece anaranjada sobre el cerro Barón. No han pololeado en el jardín “Liguria”, debajo del mirador Camogli. En “La Mangiata”, no preparan ninguna pizza con sus nombres. Qué pena. Qué pena para Uds.

Pero hay esperanza, señores honorables. Sólo hay que bajar un poco “la velocidad” en la vida. La lluvia porteña les espera.

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Muchas gracias por mostrarnos los rincones físicos y del alma que nos ofreces en tus comentarios.

Alfonso

El Gringo dijo...

El placer es mío, Alfonso. Gracias.

El Gringo dijo...

Recibido por correo electrónico:

Estimado Todd:

Quiero decirte que me interpreta totalmente tu columna sobre la lluvia en Valparaíso, que los porteños de nacimiento o por adopción, como es mi caso, adelantamos con el sencillo acto de mirar hacia dónde apunta la proa de los buques. Siempre he creído que alguien alguna vez debe escribir acerca de la secreta cotidianeidad del Puerto, algo que no sea una novela, una crónica ni un tratado poético, pero tampoco lo contrario. Después de leer esta columna estoy convencida de que tú manejas el código para hacerlo.
Saludos
Rosa Zamora

El Gringo dijo...

Estimada Rosa,

Como escritora y periodista supongo que te has dado cuenta: mis columnas aparecen solas, no por voluntad mía. Muchas veces, hasta el viernes en la mañana, no tengo idea de los voy a escribir. Me centro primero en la palabra, en algunas imágenes. De repente, mágicamente, sorpresivamente, las columnas empiecen a aparecer. Me siento tan sorprendido como cualquiera.

gracias por el apoyo,

un abrazo,
Todd

El Gringo dijo...

Recibido via facebook,

¡me gustó mucho tu columna! la hice correr y la opinión fue unánime en mi casa, desde los más jóvenes hasta nosotros. Y desde como empieza a llover en Valparaíso (lo cual es totalmente cierto y bien descrito) hasta los pobres congresistas que no tie...nen capacidad de ver lo que es esta ciudad. No lo había pensado, tienes toda la razón, es un problema de estos seres extraños que legislan aquí... podrían estar en Venecia y creo que serían igual de ciegos y torpes. Es un problema profundo, complicado, ¡lamentable! Qué suerte que nosotros estamos aquí y tenemos conciencia de lo que alimenta el alma y el espíritu un lugar como Valparaíso. ¡y que lo disfrutamos día a día! Un abrazo. Carolina Gálvez

El Gringo dijo...

Amiga, sin saberlo, ayudaste con la columna: "tintineo". ¿te acuerdas? Eres de los lectores fieles que me animan semana tras semana. Si ellos, la columna no existiría. Un abrazo, Todd

Valparaíso en el tiempo. dijo...

Estimado Todd.

Me gustó mucho tú columna, no sólo por que me encanta la lluvia cuando cae sobre Valparaíso, sino que también por que en ella veo, o mejor dicho, siento, un estado de resguardo muy confortable.

Para mi la lluvia en Valparaíso tiene tres etapas; la primera cuando todo se oscurece y comienza a soplar el fuerte nortazo (norte claro, sur oscuro; aguacero seguro). La segunda es cuando cae el agua a raudales y comienzan a cambiar los colores de la ciudad, y la tercera; es cuando sale el sol, y es como si la lluvia hubiese dado una manito de pintura a todo el puerto, cielo incluido, revitalizando a sus habitantes, colores y también olores.

La lluvia de Valparaíso es una más de esas cosas que la hacen ser una ciudad impresionante y cautivante, que amarra como el hambre, y puede hacernos cambiar nuestras perspectivas.

Te dejo la dirección de mi blog para que abras una nueva y pequeña ventanita hacia Valparaíso.
grupoellibro.blogspot.com/

Saludos
Daniel

El Gringo dijo...

Daniel,

Gran aporte tu correo. De verdad muy lindo. Ya nos veremos en tu blog. un abrazo,
Todd

El Gringo dijo...

recibido via mercuriovalpo.cl

Gracias por recordarme las "lluvias de Valparaíso "...Casi olvido ,de tantos años de vivir fuera de mi país , esos inviernos en que me ponía botas de caucho para salir a tomar Té en el café "Riquet " ,en que veía bajar torrentes de agua de los cerros y durante los temporales se vivía como en un mundo direrente.
Valparaíso ...es ünico !
Firma: Irene Parada Arnolds.-

El Gringo dijo...

Irene,

No sabes cuando me alegra saber que la columna llega a tantos porteños repartidos por todo el mundo. Un abrazo, Todd