Moriré en Valparaíso

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Mi nuevo libro con prólogo de Roberto Ampuero

sábado, 1 de agosto de 2009

Escondites

¿Se acuerdan del banderero de la calle Villaseca? Lo extraño mucho. Nos veíamos cada vez que paseaba por Playa Ancha. Mi ruta contemplaba la Avenida Gran Bretaña con sus casas neogóticas y sus torreones “sombrero de bruja”. Estaba el pasaje Harrington, la casa del “Gitano”, el “Museo del Automóvil” y el inmenso nogal que vigila la casona construida por Luis Alberto González, el primer alcalde de Valparaíso. Pero lo que más me fascinaba era perderme entre las calles Necochea, Patricio Lynch, Santa María y Argomedo. Allí se encuentra la casa de los 8 querubines (Necochea 495). Llego al lugar y mi ajetreo mental se desvanece. ¿Problemas? ¿Estrés? Allí te envuelve la brisa que sube desde San Mateo. Tranquilidad total.

Es un barrio con muchas casitas de adobe, la mayoría de un piso y con fachada continua. Pero en la calle Santa María sorprenden los melancólicos caserones ingleses, sus antejardines guardados por pinos, araucarias y un par de matas de flor de la pluma. Postularía tales matas como monumentos nacionales.

Pero el progreso, dicen algunos, es inevitable. Oponerse a ello es como oponerse a la ley de gravedad. Así, cuando algún genio decidió que la calle Villaseca, tal vez mi calle favorita en Valparaíso, debía convertirse solamente en bajada, no recuerdo ningún escándalo en los diarios. Sencillamente, de un día para otro, apareció un letrero que decía “No doblar”, abajo, en la esquina de Taqueadero.

Tal vez era obvio. Es estrechísimo. Los adoquines no soportan más. La calle tiene más de 120 años. Serpentea entre los oxidados pilares de un funicular centenario. ¿Qué turista resistiría quedarse congelado admirando tal espectáculo? La posibilidad de un choque frontal es real.

Pero nunca pasaba nada, pues siempre tuvimos a nuestro fiel banderero acampado en la última curva, esperando a la sombra del ascensor. Por la módica suma de una sonrisa (y una moneda a elección), el desenlace feliz estaba asegurado.

Así, en honor a mi desaparecido amigo, propongo que cada porteño empiece a elaborar su propia lista de escondites: lugares mágicos, lugares que tengan un significado especial, lugares que no deberían desaparecer.

Ojalá que no sean tan obvios. ¿Paseo Yugoslavo? ¿Pasaje Bavestrello? ¿Atkinson y Gervasoni? Ya están protegidos. Pero Valparaíso tiene miles de escondites más.

Nuestro alcalde es un fiel admirador del gigantesco gomero de la Avenida Brasil, esquina Eleuterio Ramírez. Me parece fantástico. Tengo una vecina que cuida el pasaje Chopin. En la calle Prefecto Lazo del cerro Florida, todos los vecinos participan. Allí, las luces de Navidad son un espectáculo. Las flores cuelgan de cada balcón.

Ojalá que el progreso no descubra nunca la Plaza del Cerro Yungay, escondida entre Enrique Budge y Voltaire. ¡Que cada porteño plante una flor en este lugar!

El patrimonio se cuida mejor gozándolo. Así, adiós Sr. Banderero. Te extrañamos mucho. Dios está en los detalles.

8 comentarios:

El Gringo dijo...

Recibido por correo electrónico:

Hola Todd, te lo he dicho varias veces me encanta tu comentario sobre nuestro querido Valparaíso. El de hoy me encantó y me recuerda dos rincones que yo muestro siempre porque me fascinan. Uno es la Bajada Echaurren, que tiene una cantidad de rincones mágicos increíbles y el otro es una casita preciosa que hay detrás del ascensor El Peral, al llegar arriba, parece de cuento y en cualquier momento parece que saldrá Blancanieves a regar el jardín.... Una sole vez ví salir a una viejita muy linda y por supuesto le conté que siempre muestro su casita.

Buen domingo para tí,

Sandra Tardel Versluys
Tourist Guide
cel: 9 082 0991
home: (56) 32-247 1829
msn: sandratardel@hotmail.com
skype: sandratardel
Facebook: Sandra Tardel Versluys

El Gringo dijo...

Sandrita,

Conozco los dos y concuerdo con tu diagónisto. Buen aporte y gracia por el apoyo.

un abrazo,
Todd

El Gringo dijo...

Recibido por correo electrónico:

Lei su interesante artículo del dia domingo de El Mercurio,vivo actualmente en el pasaje harrington que a pesar de habersele tratado de cambiar el nombre por John Luger,un tiempo atras,al parecer no prospero porque aún todos le llamamos harrington,nombre de un destacado arquitecto que trabajo en Valparaíso y del que podemos encontrar varias casas con el estilo de las del pasaje y algunos edificios como el de la calle Errazuriz frente a la ratonera algunas casas en Playa Ancha en el cerro Alegre etc.Sobre el señor que hacía de banderero,le puedo informar que lo divisé trabajando frente a la Hidrografía de la Armada en la calle Errazuriz en Playa Ancha.
Lo felicito por sus bien logrados y entretenidos artículod sobre nuestro querido Valparaíso.Le saluda un antiguo porteño.
JULIO ITURRIZAGASTEGUI G.

El Gringo dijo...

Estimado Julio,

¡ Que buen dato ! Agradezco mucho su cariñoso correo y le felicito por su lindo pasaje, uno de los más interesantes de Valpo. Harrington era Estadounidense porteñizado, igual que yo.

un abrazo,
Todd Temkin

El Gringo dijo...

Recibido por Twitter:

Excelente columna. Un abrazo

Alejandro Rodriguez Musso

El Gringo dijo...

recibido via correo electrónico:

Estimado Todd
Sigo con agrado y deleite tus artículos... y me imagino las actividades que bajo tu guía, olfato y decisión, realiza la Fundación Valparaíso.
Me las imagino, porque desde aquí es difícil seguir en detalle las actividades de una institución que tiene al volante una especie de "codo de violinista", según aseguraba un querido compañero de estudios, hoy convertido en profesor universitario. Debe ser por el movimiento.
Por eso no me ha sorprendio la entrega del Premio Juana Ross, al que me adhiero y me ratifica que -a pesar de todo- aún hay personas que trabajan primero con el cerebro.
Sólo la extrañeza que no lo hubieras recibido antes, aunque, en realidad, en Valparaíso nada de lo que ocurre debe extrañar a nadie.
Y, así, a la distancia, me he alegrado por el Premio y por el reconocimiento a una labor bien hecha.
Desde esta hermosa y fría -por estas fechas- ciudad, te envío un muy cordial saludo. . . y ¡FELICITACIONES!
Nelson J Cabrera
Sydney, Australia

El Gringo dijo...

Recibido por correo electrónico



Estimado Sr.

EN REFERENCIA A ESTE PARRAFO PUBLICADO EL 01/08/09

Allí se encuentra la casa de los 8 querubines (Necochea 495). Llego al lugar y mi ajetreo mental se desvanece. ¿Problemas? ¿Estrés? Allí te envuelve la brisa que sube desde San Mateo. Tranquilidad total

Me ha sorprendido sobre manera su referencia a éste lugar y quisiera comentarle que los querubines no son 8, sino 7
mis hermanos (ingrid, maco, jaime, chelo. mis padres y yo)
Vivo en esa casa desde los 8 años,,,hace un tiempo ya. y me gustaría poder invitarlo a un pequeño recorrido por esa casa y que disfrutara de su interior.
El reflejo de la luna descansando sobre la orilla de la playa san mateo, sentado en la terraza sobre el mar.......
como ha resistido a muchos terremotos, temporales, sucumbido a las risas y llantos de los sobrinos, a las fiestas familiares,,bautizos, cumpleaños y también a la despedida de los seres queridos e iniciadores de vida....

Estimado hacerquese y contemple de la inmensidad del paisaje y la tranquilidad del mar.

Gloria Tapia Soto
092768939
Domicilio: Necochea 495, Playa Ancha, Valparaíso

El Gringo dijo...

Hola Gloria,

Gracias por tu mail. Me encantó. De hecho, cuando escribía la columna, tenía la duda si eran 7 o 8. Lamentablemente, uno entrega con fecha tope, y no tenía el tiempo de ir a verificar. "¿Quien me va a pillar?" pensé. Bueno. Me pillaron.

De todos modos, me alegro que lo hayan visto y que les hayan gustado.

Con mucho gusto iré a visitarlos.

un abrazo,
Todd Temkin