Moriré en Valparaíso

Moriré en Valparaíso
Mi nuevo libro con prólogo de Roberto Ampuero

sábado, 25 de julio de 2009

Símbolos

En Mayo 1994, tras un año y medio viviendo en Ñuñoa, me cambié definitivamente a Valparaíso. Aterricé en el segundo piso de una casa en la Subida Concepción. Un mes después, el 18 de Junio 1994 para ser preciso, tomaba siesta. De repente, me despertó un festín de bocinazos.

Desde mi ventana, vi a un remolcador nuevo escoltando a un remolcador viejo. Alrededor, 1, 2, 3, 4, 5 remolcadores más. Detrás, una buena cantidad de lanchas y muchos arreglos florales flotando en el agua. Tal procesión seguiría hasta que los dos primeros desaparecieron en el horizonte. En el sector del Muelle Prat, se vislumbraba una muchedumbre de gente. No entendí nada. ¿Acaso había muerto alguien importante?

Pasarían varios años hasta que entendiera lo que había visto.

En 1909, la Pacific Steam Navigation Company encargó la construcción de un remolcador de última generación para atender el creciente poderío portuario de Valparaíso. El contrato recayó en el astillero H & C Grayson Shipyards Ltda., el mismo que construyó el Titánic. Bautizado “el Poderoso”, la adquisición estrella zarparía desde Liverpool el 21 de Junio 1911, llegando a Valparaíso el 10 de Septiembre del mismo año. No demoró nada en demostrar que era el remolcador más potente del Pacífico Sur. Durante 7 décadas, sería pieza clave en la construcción de puertos y diques en todo el territorio marítimo chileno, prestando servicios de anclaje que ningún otro remolque podría soportar. Era el príncipe de la bahía de Valparaíso, un fiel compañero, fácilmente reconocido por marineros internacionales y generaciones de familias porteñas.

En 1988, “se jubila” del servicio activo, y, 2 años después, es declarado Monumento Nacional. No fueron pocos que abogaban por transformarlo en museo. Hermoso proyecto. Lamentablemente, en este momento, la palabra “patrimonio” era “persona non grata” por muchas autoridades, sinónimo de romanticismos; enemigo del progreso.

La ciudad vivía un trance total, líder indiscutido en cesantía, abandono, delincuencia. Sencillamente, no había inversión. No había plata. Para colmo, el EMPORCHI recién informaba que San Antonio había superado a Valparaíso en contendores movilizados. El auto-estima porteño estaba en el suelo.

Después de 4 años de infructuosas gestiones, apareció, al fin, un proyecto para restaurar el querido “Poderoso” ¡Desde Talcahuano! Así es que el 18 de Junio 1994, bajo un sol esplendoroso, apareció el remolcador escolta “Naguillán” a llevarnos el más fiel compañero que Valparaíso había conocido.

Han pasado 15 años. El fatalismo de los ’90 ha sido felizmente derrotado. Valparaíso revive. Llegan turistas del mundo entero. Hay 90 millones de dólares invertidos en restaurantes y hoteles. Si antes llegaba un buque día por medio, hoy arriban 5 en una tarde.

Con tanto poder hay que saber enmendar los errores del pasado. Una ciudad sin héroes, difícilmente traspasa su alma, sus valores, a los habitantes de mañana.

5 comentarios:

El Gringo dijo...

Recibido via facebook:

Estimado Todd, nuevamente me ha encantado tu columna del domingo. Para los que somos amantes del mar, ex-marinos, marinos, hombres de mar, y cualquiera que sienta pasión por el océano, y más aún a aquellos que crecimos con el viejo Poderoso, y lo vimos tantas veces fondeado en la bahía, y sufrimos al verlo en los temporales...nos ha emocionado tu homenaje. Concuerdo contigo que los pueblos deben traspasar el "Alma y el espíritu" a su gente, y vaya que hoy en día nos hace falta un poco de la entrega, pasión y tradición, que por tantos años nos legó el viejo Poderoso con su ejemplo....

Jose Tomás Moller

El Gringo dijo...

Tomás,

Se me ocurrió que era un buen momento de reflexionar sobre como Valparaíso ha evolucionado desde este triste día del "ultimo viaje del Poderoso", lo cual parecía una metáfora de la ciudad "tocando fondo". Ahora, que nos hemos levantado, es hora de corregir los errores del pasado. Un abrazo.

Chaparral dijo...

Hola Gringo,

curiosamente, dos meses antes de q postearas tu artículo, visité el pseudo museo abandonado de el Poderoso. Fue triste encontrarlo solo y abandodano...con un nivel de agua en la sentina y bodegas evidentemente peligroso. Era la semana del 21 de mayo y esa vez preferí visitar el Poderoso al Huáscar que seguramente estaría cerrado por el temporal que arreciaba. Tomé unas fotos, escribí unas palabras para homenajeralo y traerlo desde el olvido y postee mi artículo, que quiero compartir contigo. También podrás encontrar otras cosas de Valparaíso en mi Blog (greatchaparral.blogspot.com) relacionadas con el mar.
Abrazo Naval

El Gringo dijo...

¡Hecho! Ya veremos el blog. Felicitaciones. Tal vez nos linkeamos.

saludos,
TT

El Gringo dijo...

recibido via twitter:

Cooosmico@ToddTemkin

buena columna Todd