Estimados:
No soy experto en historia de la Ciudad Jardín ni pretendo serlo. Sin embargo, es indiscutible reconocer que en algún momento del siglo XX apareció la idea de “tomarse” esa apacible ciudad dormitorio, 10 minutos hacia el norte de Valparaíso, y posicionarla como un balneario internacional capaz de competir con Punta del Este y Mar de Plata.
Durante la segunda mitad de dicho siglo, Chile entero se entusiasmó con tal idea. Viña se convertiría en un proyecto país, un orgullo nacional. Como hubo voluntad política, se pudo inventar los instrumentos necesarios (casino, festival, concesiones, etc.) que permitirían financiar un proyecto ambicioso. Hoy, Viña tiene a su disposición una caja extra de aproximadamente US$ 33 millones al año, aparte de lo que recauda por permisos de construcción, patentes comerciales, etc. Es decir, tiene US$ 33 millones al año MÁS de lo que tiene su vecino. Bien por Viña.
Pero ahora Chile tiene otro proyecto, otra ciudad que se perfila como orgullo nacional, otra urbe ad portas de convertirse en ícono mundial. Se llama Valparaíso. Es patrimonio de la humanidad, capital cultural, capital legislativa. Según estadísticas del INE, durante los últimos 3 años, la tasa del crecimiento del turismo de larga distancia hacia Valparaíso es casi el doble de la tasa nacional.
Pensar que Valparaíso pueda competir con ciudades patrimoniales de la talla de Estambul, Praga, Budapest o San Petersburgo, con los recursos que recauda vía las patentes que pagan la panadería “Guria” y la fiambrería “Sethmacher”… Pensar que Valparaíso puede preservar su entorno patrimonial resistiendo la tentación de vender su alma a los grandes grupos inmobiliarios… Pensar que Valparaíso pueda aprovechar sus inmensas oportunidades turísticas con las migajas de presupuesto que tiene, es condenar a la ciudad chilena más valorada por los extranjeros al fracaso perpetuo.
Ha llegado la hora de invertir en Valparaíso. Ha llegado la hora de presentar al Congreso una “Ley Valparaíso”, un subsidio estatal que garantice a esta ciudad puerto un ingreso extraordinario anual equivalente a lo que recauda Viña del Mar.
Sé que algunos parlamentarios rechazarán tal idea. ¿Por qué Valparaíso? ¿Por qué no Temuco, Chillán, Valdivia?
Consideremos la Amazonia. El mundo reclama: “Protejámosla. De ella depende el oxígeno mundial.” Brasil dice: “Ok. Páguennos por preservarla. Compénsenos por lo que no recaudaremos al no explotar dicho recurso”.
Los chilenos dicen: “Protejamos el anfiteatro porteño. No lo llenemos de torres ni de grandes centros comerciales”. De acuerdo. Pero, ¿quién compensa al municipio por no recaudar recursos que sí pueden aprovechar los demás municipios de Chile?
Señores candidatos presidenciales, sabemos que estas elecciones serán reñidas. Sabemos que, electoralmente, Valparaíso está en juego. Así, concluyo esta carta con una sola pregunta:
¿Ustedes están o no de acuerdo o con una “Ley Valparaíso”?
Los porteños estarán atentos a su respuesta.
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3 comentarios:
Encontré muy interesante el punto de la comparación entre Valparaíso y viña en el potencial turístico, también que digieras que no era experto en el tema de eso dos puntos , el primero que cada ciudadano es libre de dar opiniones , ahora entender que son una opinión y no una verdad absoluta que se sobrepone sobre otras, es de la cultura del tolerancia a la diversidad que se hace carne, segundo lo diferencia aun en ciertos sectores a Valparaíso como puerto al igual que otros puertos del mundo por su migraciones nacionales e internacionales construyo multiplicidad de culturas es justamente la tolerancia a la diferencia.
saludos
jorge mujica g
magister (c) en arte y patrimonio
amarcanta"hotmail.com
recibido por Andres Orellana via www.mercuriovalpo.cl
La verdad que no estoy ni ahí con Valparaiso. Pero por el beneficio de inventario que significa el respeto por los porteños y la gente que si gusta del puerto. Primero no seria mejor explicar con lujo de detalles que se hicieron los recursos que se supone que debían ingresar por concepto de esta investidura por parte de la organización internacional que la declaro eso que dice el caballero y que se suponía que iban a ingresar o al menos me parece recordar que era el criterio que se vendía en la época de la postulación?
Firma: andres orellana.-
Estimado Jorge,
Estoy de acuerdo que una de nuestras patologias actuales es el absolustimos de aquellos que confunden SU Valparaiso con EL Valparaiso. En realidad hay miles de Valparaiso y, esto, como bien dices, constituye gran parte de su atractivo y patrimonio. Saludos, Todd
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