Moriré en Valparaíso

Moriré en Valparaíso
Mi nuevo libro con prólogo de Roberto Ampuero

domingo, 11 de enero de 2009

La culpa la tiene Chile

Imagínate que viajaras a Perú y descubrieras un Machu Picchu en estado deplorable. ¿A quién culparías? ¿A la Municipalidad de Ollantaytambo? ¿Al pueblo de Aguas Calientes?

No creo. Culparías al Perú.

De la misma manera, el actual estado de los ascensores de Valparaíso no constituye un fracaso de la ciudad de Valparaíso. La culpa la tiene el país.

Para Chile, la incapacidad de preservar 15 extraordinarios monumentos que cuelgan de las laderas del Puerto de Valparaíso no es un tema menor. Constituye uno de los mayores fracasos culturales de los cuales se tenga memoria.

Costaría $ US 10 millones para ponerlos “a punto”. Para nuestra municipalidad, que vive permanentemente al borde de la quiebra, es mucha plata. Para Chile, es nada. Es menos de lo que cuesta una grúa gantry en el Puerto. Equivale a doce días de subsidio para el Transantiago. Cuando el precio del cobre era de 3 dólares, US $10 millones entraban al fisco cada 4 horas, día y noche, 365 días del año, durante más de 2 años.

Cuando un extranjero llega a Valparaíso y encuentra el Ascensor Barón parado, el Lecheros incendiado, el San Agustín convertido en peladero, el Villaseca varado hace 4 años con sus carros colgados a medio andar, no entiende nada. ¿No es acaso este el mismo país que acaba de construir 5 mil kilómetros de carretera en 8 años? ¿No es el mismo Chile que dicta cátedra sobre cómo salir del subdesarrollo?

¡Hace 3 años Chile inauguró una autopista que pasa por debajo del Rio Mapocho! Es impresionante. ¿Me vas a decir que no se puede restaurar 15 ascensores en Valparaíso? Irrisorio. Impensable.

¿Cuál es la excusa de Chile? ¿Cómo se defiende? Culpa una municipalidad quebrada. Culpa a los privados.

Imagínate que un privado tuviera en su propiedad las ruinas de Chichén Itzá en México. Personalmente, no tengo problema, siempre que las mantuviera impecable, abiertas, y bien preservadas. Pero imagina que este mismo propietario las tiene abandonadas y cerradas al público durante 4 años. ¿Qué harías?

Fácil. Le pagas un precio justo y se las quitas. Punto.

Me encanta el sector privado. Hace maravillas. Pero, para invertir, un privado espera un buen retorno. Lamentablemente, los ascensores Florida, Monjas, Mariposas, Lecheros, San Agustín, y Villaseca, no lo ofrecen. El único retorno es el agradecimiento de los vecinos. Si el estado no interviene, morirán.

¿Mi recomendación? Que la CORFO compre los 15 ascensores. Que garantice su integridad estructural y mecánica. Una vez “salvados”, que licite a privados con proyectos culturales interesantes además de la pasión y la responsabilidad para cuidarlos. Si estos no cumplen, se les quitan y se otorgan a otro. Otra opción es lo que hace el gobierno al concesionar ciertos caminos rurales. Garantiza “un piso” de rentabilidad durante varios años.

Puede haber distintas formulas. Pero “hacer nada” no es una de ellas. ¿Dejarlos morir? Tampoco.

6 comentarios:

plataypoesía dijo...

Ya, voy a enlazar tu blog al mío porque me parece , además, interesante.

Un abrazo,

rayu

El Gringo dijo...

Rayu,

Agradecido. Haré lo mismo.

saludos,
Todd

El Gringo dijo...

Recibido por correo....




Estimado Todd

No nos conocemos pero como porteño sigo tus columnas y la propia fundación desde que nació. Soy profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez, historiador de profesión y defensor del gran Valparaíso. (Nacido en Valparaíso, criado en Quilpué, viviendo en Reñaca luego de estar en Viña del Mar y Concón)
Ultimamente me han llamado mucho la atención tus columnas, especialmente la de hoy y con especial atención en la anterior (La Culpa la tiene Chile). Te quería felicitar porque con un lenguaje directo tocas puntos que el Mercurio ni ningún otro medio regional se atreve a a enfrentar. Lo de la compra de los ascensores por parte del Estado es la mejor propuesta que he oido en años y lo mejor fueron los ejemplos que usaste, los que encontré categóricos. Ojalá que las autoridades te escuchen
Los mismo con las aguilas, palomas y sinvergüenzas, toda una verdad de lo que ocurre en la ciudad.
Te quería animar a que sigas escribiendo en ese tono, creo que necesitamos escuchar las verdades que estás planteando, porque al fin y al cabo, será la forma de sacar a Valparaíso adelante.

Un saludo cordial y ojalá algún día nos encontremos para conversar

Rodrigo Moreno
rodrigo.moreno@uai.cl

El Gringo dijo...

recibido de Dylan Icarte via correo electronico...

hola todd,

siendo tu un seguidor de BOB DYLAN ,
te deseo pedir un favor , ire a valparaiso a fin de mes , tu podrias recibirme y ver mis poemas .
soy fanatico de WALT WHITMAN. MI FAVORITO ES HOJAS DE HIERBAS.




‘’ SI PUDIERAS LEER MI MENTE’’


Soy hijo de un hombre avaro,
El es un hombre viejo, quizás un solitario,
Aun viejo si,
No es mi idea ser su hijo,
Viaje desde las altas montañas,
Un día de verano.

Serian poco más de cien kilómetros,
En mi mente la voz de Johnny Cash,
Ya algo extraño sucedía
De la cordillera al mar,
De los Andes a las frías aguas del Pacifico,
Viaje a la ciudad de los barcos.

Donde las casas danzan por los aires,
Me recibió una implacable niebla,
Recordé a mi amigo de la cordillera,
El jamás ha humedecido sus pies en salinas aguas.

A lejanos caminos de mi ciudad, todo cambia, todo es lento,
Me aproxime a una plaza,
De bancos viejos, de gente vieja,
Todos ellos te miran,
Saben que eres foráneo.

Mi padre ama lo material,
Pero el tiempo se le esta acabando,
Yo tengo sueños,
Creo que vivo de los sueños.

En esa vieja plaza,
Hombres de rostros blancos,
De ropa y sombreros negros,
Leen apasionados sus poemas,
Dicen que aman las cosas sublimes,
Hacen apología del romanticismo.






Ya casi nadie lee poesía,
Ya casi nadie los escucha,
En mi mente Johnny Cash,
La melancólica,” if you could ready my mind,’’
Si pudieras leer mi mente.

Aquí todo es bello,
Siendo una ciudad vieja,
Aquí las personas caminan,
No hay fotografías con la mano derecha.

Este verano es hermoso,
Este verano es un verano,
Sin el sol de la mañana, pero hermoso,
Este verano no sucumbiré depresivo,
Este verano no deseo que lean mi mente.

En esa vieja plaza,
Lugar de reunión y conversación,
Algunos ancianos vendían historias,
De viejos barcos naufragados,
Vendían historias de viejos negocios de barrio,
Vendían historias de más de mil historias.

Aquí es el puerto de Valparaíso,
De antiguos y centenarios periódicos,
Aquí es el puerto,
Donde los choros si son choros,
Donde las putas descansan sus senos en las ventanas.

Donde los perros vagos,
Huelen a ser extraño,
Señalándote que no eres de aquí,
En esa vieja plaza,
Toda la vida estaba ahí.

De viejos metales brillosos,
De remotos libros de ciencia,
Y una vieja vitrola tocando La Boheme de Puccini.




Que hago aquí,
La niebla me abraza, pero no me congela,
En otros veranos malditos,
Pero no en este verano.

En un biblio/bus compre un libro,
De poetas malditos,
De poesía maldita,
De literaturas verdaderas.

De letras de Rimbaud, de Allan Poe, de Villon, de Verlaine,
Esa vieja microbus en una ciudad vieja,
Ya la había visto cabalgar por el desierto,
Ya la había visto navegar los lagos.

En esa vieja microbus un hombre dijo,
“Esto es lo que usted necesita’’,
Y olvide la niebla, los perros, la vitrola, la plaza,
Y comencé a leer poesía maldita.

Soy un ser humano,
Sensible a pequeños actos,
A la música de remembranza,
Casi hablada, de notas lentas.

Caminamos anchas veredas,
Mi padre no haría lo mismo,
Miraría solo el piso,
No le daría el placer de caminar juntos.

Llegamos a un café con tradición,
Nos repuso de largo viaje,
Creo que de nuevo escucho a Johnny Cash,
“If you could Reddy my mind’’


Mi bolso tenía mucha gravedad,
Mis hombros no son de hombres,
Estrechos pasos de veredas,
De muros altos,
Como cortando el paso.



Como no teniendo salidas,
Todo es bello, todo es antiguo,
Carros metálicos descendiendo de las nubes,
De metales corroídos,
De cuerdas de acero colgando desde el cielo,
Desafiando las leyes naturales.

Aborde un añoso ascensor,
Un pequeño transporte de viejos pasamanos,
Y piso de viejos durmientes de roble,
Alguien dijo que arriba estaba el sol.

Murió la niebla, apareció la luz,
Creo que el sol vive ahí,
Aseguro que nace en el Paseo Atkinson,
Lugar de terrazas, de casas con nobles historia.

Cerró Concepción, de comedores con brisa marina,
Multicolores quitasoles,
Paseo Atkinson lugar de cultura,
Donde la vida se mira desde las altas palomeras,
Lugar obligado de seres con otras lenguas.

Donde bebían café y a todos veían,
Paseo Atkinson de arquitecturas pasadas,
Y bajadas estrechas,
Afirmo que miraría eterno la bahía desde ahí.

Alguien vio llegar los Winnipeg,
Como arribaban los refugiados, los extranjeros y los ilusionados.
Y pensar que mi amigo jamás ha visto el mar,
Solo esta en sus sueños,
De los de día y de los de noches.

Llegue al muelle de abrigo,
Con muchos botes ondulantes,
De gente sorprendida,
De gente desconocida.
Pero de toda la gente en alegría.




Nos embarcamos en un pequeño bote,
Hacia un breve crucero,
Hacia donde todos desean llegar,
Donde se marca la línea del horizonte.

Una leve cabina, un capitán de navío,
Zarpamos por el muelle Prat,
Ahí estaba un gran dique flotante,
Un noble reparador de barcos.

Grandes buques de guerra,
Esperan serenos y calmos,
Esperan silencioso algún combate,
Ojala esperen miles de años mas.

Toda la ciudad se ve a mis ojos,
Casas danzando por los cerros,
Modernos trenes por la riviera,
Universidades mirando el océano,
Encumbradas en las rocas.

Gigantes edificios flotantes,
Con ciento de pasajeros y miles de ventanas,
Media hora de navegación,
El tiempo pareciera que se detuvo.

Atraco el pequeño bote,
Algunos dan gracias por el viaje,
Otros dan gracias por volver con vida,
Algunas mujeres cubren sus senos que supieron de aires marinos,
Yo doy las gracias por lo vivido.

La tarde se hizo notar,
El sol viaja hacia el océano,
Tal vez deseaba nadar en el horizonte,
Estoy seguro de eso.






Una explanada bullente,
Baldes y palitas de playa,
Ya de nuevo apetecíamos de comida,
¿Porque no un lugar clásico?

Nos fuimos hacia el sur,
A una tradicional caleta,
Yo deseaba un gran pescado frito,
Mi mujer talvez un mariscal.

Y vi una ciudad que su gente ama,
Orgullosos de ser parte de ahí,
Donde respetan a sus héroes,
Donde las historias no tienen fin.

Había un hombre en ese restaurante,
De intensos ojos azules,
Un hombre de nocturnas arrastradas,
Hablar respetuoso de su trabajo,
Donde sus lágrimas nunca serán negadas,
Menos ocultadas.

Una ciudad donde los muertos jamás partieron,
Caminan eternos por laberintos infinitos,
Una ciudad donde las arrugas brillan profundas,
Trabajadas por jornadas de alta mar.

Y la emoción se apodera de mí,
Arrastrándome a tiempos anteriores,
Mi piel cambia,
Más fuerte suena Johnny Cash.

‘’Si pudieras leer mi mente’’
Lo hace lastimoso, rasposo,
Mas creo que melancólico,
Llora por alguna estrella de cine.

De pronto regreso al presente,
Un mozo llega ataviado,
Me sirve una copa de vino.
El hombre de los ojos azules,
Sigue sentado frente al mar.



Nunca me sentí más cómodo,
Exquisitos los alimentos,
Desde ahí veo una fluida avenida,
Todos caminar al norte,
Van hacia una pequeña playa.

Acudimos raudos tras ellos,
El sol es muy atrevido,
Ahogante, sudoroso, acosador,
Creo que es el mismo sol agresivo de Albert Camus.

Pero yo no le dispararía a nadie,
Pues no cargaría armas,
Serian unos doscientos metros,
Esa es una costanera muy brava.

Arenas amarillas, arenas gruesas,
La mayoría toma el sol,
Otros duermen.
También este acto me contagia,
Lo hice por cerca de una hora.

Bastantes cosas vi, bastantes cosas sucedieron,
El bibliobús, la vieja plaza, el ascensor, el paseo Atkinson,
El bote y su capitán, la mujer de los senos al aire, los perros callejeros, mi esposa y mi mente,,,,

Si, creo que todos leyeron mi mente.

Dylan Icarte Valparaíso, 27 de enero de 2008.

El Gringo dijo...

Recibido via correo electronico...

RICARDO BOSQUE NAVARRO
email = ricardobosque@gmail.com
consulta = La verdad es que he visto varios programas en donde Uds. y especialmente el Sr. Tempkins, habla con pasión por promocionar y dar a conmocer y desarrollar Valparaíso, como Patrimonio de la Humanidad. Los felicito y los aplaudo, pero a mi parecer falta mucho para que sea Patrimonio. De hecho por trabajar en una Empresa relacioonada con Canada,recibo muchos extranjeros y no solo de Canada y una de las cosas que hago es llevarlos a los cerros que Uds. promocionan y tratan de sacar adelante. Pero ya no lo hago, primero los pasajes y calles llenos de perros algunos hasta enfermos que nos ladran al pasar, a su vez tengo que advertirles que tengan cuidado con las fecas que dejan estos.Por otro lado la inseguridad que alli se vive, basto que me alejara con un grupo, para que otros fueran asaltados , robandoles máquinas fotográficas y otras especies , al recurrir a Carabineros les piden que tienen que describir al ladrón, algo insolito para que estas personas que
son sorprendidas tenga tiempo de ver su cara , pelo, ojos, o sea es para no perder el tiempo.
Por lo tanto cada vez que un extranjero me dice que quiere ir a Valpso. le digo que no, solo bajo su responsabilidad.
Por otro lado mi Sra. hace 6 años recibe alumnos de intercambio extranjeros, ¿ preguntenme si alguno de ellos no fue asltado en Valpso.?. Todos srs. todos han sido asaltados en Valpso.
Por eso los aplaudo por su lucha constante en cambiar este panorama.
Ahora referente a los perros , como la Municipalidad ni los Defensores de los animales hacen nada, solo predican, a lo mejor Uds. podrían conseguir recursos para erradicar esta vaca sagrada de las calles y se vea una ciudad más limpia y hermosa.

Atte.

rbn

El Gringo dijo...

recibido via correo electrónico:

El contacto es el siguiente:
nombre = Renzo Maximo Cuadro
email = renzomaximo@live.com
consulta = mr. Todd

He oido, visto y sabido de usted. Su gran cruzada por una ciudad que amo y que me vió nacer. No sabe usted lo agradecido que estoy por su voluntad y pasión que le inspira mi ciudad. Tampoco sabe que, mucha gente humilde como yo está muy satisfecha por su trabajo y su prolífica cocecha en pos de una orbe tan singular como lo es este puerto. Soy un desconocido escritor de poesia, quien mientras puedo leo sus columnas en el periódico, admirándome cada vez más del cariño que le ha nacido por esta tierra.
No soy más que un autodidacta escritor de poesía , no tengo ninguna posesión más que la inspiración que me otorga Valparaíso y, el talento según yo me entregó Dios. No quisiera importunarlo ni molestarlo sólo me encantaría poder retribuir todo el tiempo que ha entregado a mi puerto con, sin querer ser pretencioso, una de mis poemas inspirados dentro de este paraíso de puerto. discúlpeme por molestar, pero si quiere más material inédito de mi autoría, sólo solicítemelo.YO LEO EL MERCURIO DE VALPARAÍSO DEL DOMINGO. El corazón es una bestia salvaje e indomáble cabalgando desbocado atraves de un relámpago,urgando los bosques de mármol negro, perpetrando el escape hacia la brisa de su libertad, capturando el tiempo que por siglos lo mantuvo cautivo, desatando tormentas que hicieron delirar toda la superficie del planetoide. ¿Qué lá
tigos curtiran nuestras espaldas forjadas con las medidas del molde de un ángel? ¿En el invierno de qué región, acosados por cuál sátrapa, embrollados en qué lío se verán la mirada que nos pertenece? Bautizados íconos de una tierra que no existe, aventura que exhilia hasta las islas más desconocidas en medio del Universo. Algo ató al Sol a la cúspide de este corazón. De pronto, un elenco de aves estallan cerca, sobrevolándome hasta el axioma novelesco del valle herbóreo de sus ojos. Surque los mares de infierno una y otra vez, serpente entre abismos, alimenté hogueras que luego se las llevo el viento para incendiar el silencio. ¿En el firmamento de qué mundo flameaste como luz? ¿en la constelación de qué galaxia pendiste cual fulgor? Te he visto arrancar las flores por las noches mientras, el exquicito dibujo del fuego se propaga sobre los apócrifos de magia pura y sagrada, siguiend
o tu caminata de soplidos lánguidos sobre las hojas más iluminadas, pues un enjambre de emociones nublaro los cielos muertos. ¿Por qué la naturaleza me niega verte florecer cada dia, por qué te oculta entre sus sayales y alabardas, por qué tu voz me ha sido privada tantas veces en medio del incontenible poderío del silencio, por qué el sueño de tu sonrisa se diluye en la víspera de mi existencia, dónde esta tu rastro, en qué laberinto se bifurcó el camino que embelleciste? Un pañuelo volará hacia mí. Habrá que leer lo que dice los grabados en las puertas. Desde hoy los besos no tendrán dimensión, desde ahora las flores nadaran bajo los puentes. Aunque fujitivo y náufrago nada impedirá ver la luz de las palabras que me inspiras tú. Ni el ventarrón estelar que asola los planetas ni la ira embravecida de Poseidón ni la apocalíptica erución del Yellostone. Atraves de los muros, trepando cadenas de montañas, surfeando e
n una hoja de otoño al final del tiempo, desintegrado como terrón cayendo en la brisa marina del acantilado, rasmillado por doquier, sangrando lágrimas de acero otrora proyectíles envueltos en llama. Amando como un perro y equivocándome mil veces, rasguñando las noches de invierno para abrirme paso y esconderme en el cuarto más oscuro, pues si no voy a verte no quiero ver el Mundo; como ungusano ciego que ya no expide seda en un tunel húmedo y tan feroz que al menos me pellisque o mordisquee obligándome a sentir vivo. No existen noches que, junto a las estrellas más familiares no canonice tu nombre y tus ojos que me odian. No hay dia que no eleve hasta el extremo de las alturas el espíritu del propósito de tu existencia.