Moriré en Valparaíso

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Mi nuevo libro con prólogo de Roberto Ampuero

domingo, 7 de diciembre de 2008

Los Jacarandás

¿Se acuerdan de los Ejes Transversales?

Fue el proyecto estrella del gobierno del Presidente Frei Ruiz Tagle para Valparaíso. Según lo anunciado, cambiarían la cara del Puerto. Se proyectaban 6 intervenciones urbanas integrales. De éstas se alcanzó a ejecutar poco más de la mitad.

El más bullado era el Eje Avenida Argentina. Se dijo que transformaría la entrada al Puerto. Quedó en el olvido. No se ejecutó. Lo reemplazó un proyecto tras otro, impulsados, en primer lugar, por Hernán Pinto, y después por Aldo Cornejo. Al principio, estos proyectos contemplaban el traslado de la feria. Tras el pataleo de los feriantes, se cedió. Sólo la hermosearían. Pero, hasta la fecha, ni lo uno ni lo otro.
Del Eje Uruguay ni hablar. Contemplaba una “manito de gato” en la Plaza O’Higgins, además del hermoseamiento de las veredas, bandejones y estacionamientos de dicha avenida, desde Brasil hasta el Parque el Litre. A los ambulantes les encantó. Tras su inauguración, se demoraron 3 días en tomar por completo todos los espacios mejorados. El entorno del Mercado Cardonal, por su parte, sencillamente no acusó recibo. Sigue tan colapsado como siempre.
En el Eje Sotomayor se invirtieron varios palos verdes. Las baldosas —conocidas por algunos como las “res-baldosas”— se transformaron en la pesadilla de las mujeres. Otras terminaciones no duraron ni un año. Estéticamente fue tan poco valorado que hoy, apenas 10 años después, se ha relicitado su rediseño por completo.
Pero no todo fue malo. Está el Eje Bellavista. En mi opinión, el más exitoso de todos. Nos dejó varios legados interesantes: una Plaza Lord Cochrane que ha sido bastante valorada por la ciudadanía. Además está la Plaza Cívica, que conecta dicho lugar con la Plaza Aníbal Pinto; el mejoramiento paisajístico que dio continuación a la Avenida Brasil, permitiendo que este se proyecte como el espacio público vital que es. Hubo un intento de hermosear la Plazuela Ecuador (tampoco acusó recibo); y unos toquecitos en el Museo a Cielo Abierto.
Y nos dejó unos hermosos jacarandás.
En principio se había plantado un centenar de árboles de distintas especies: almendros, jacarandás, plátanos orientales. Todos sufrieron ignominias innombrables. Han sido atacados, tallados y quemados. Han sido orinados, vomitados y ensangrentados. Han sido víctimas de burla: ¿Y este arbolito, qué quiere ser cuando grande? Perdimos más de la mitad.
Pero los jacarandás prosperaron. Hoy, 12 años después, están floreciendo. Son espectaculares.
Son un testimonio de la Labor de Sísifo que es el acto de soñar Valparaíso. Puede que nos ninguneen. Puede que nos den más de un portazo. No importa. Aquí estaremos. Soñando Valparaíso. Sobreviviremos. Brotaremos un poco cada primavera. Un día verás. Floreceremos.
A mis amigos quijotes porteños, los mismos que tanto han sufrido durante años, les recomiendo dar una vuelta por el sector de la Plaza Lord Cochrane. A gozar los jacarandás. Los sobrevivientes.

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