Moriré en Valparaíso

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Mi nuevo libro con prólogo de Roberto Ampuero

viernes, 9 de mayo de 2008

Baltimore, Barón, y Otros Demonios

En 2002, Fundación Valparaíso organizó un seminario: La Experiencia Baltimore. Asistió gran parte de la compleja fauna política, social y cultural del Puerto. El invitado, Paul Dombrowski, se explayó durante seis horas ante un auditorio repleto, explicando cómo se gestó la transformación del páramo industrial que era el borde costero de dicha ciudad, que terminó convertido en un complejo de paseos, explanadas, marinas, hoteles, parques, museos y restaurantes, más el Acuario Nacional de EE.UU. Hoy el “Baltimore Inner Harbor” recibe 20 millones de visitas anuales.

La presentación de Paul no defraudó y los asistentes aplaudieron a rabiar. Con distintos matices, todos concordaban: en el entorno del Muelle Barón se jugaría gran parte de la apuesta de nuestra ciudad. Mientras pasaban las diapositivas, crecía la euforia. Terminado el cóctel, me cayó encima un mar de felicitaciones.

Han pasado seis años y, hoy, el proyecto Puerto Barón (PB) tiene opositores por todos los flancos. ¿Lo más sorprendente? Buena cantidad de éstos son los mismos que me abrazaron en 2002. ¿Qué pasó? Nos guste o no, la respuesta revela mucho sobre nosotros y sobre el delicado ecosistema humano, intelectual y cultural que es Valparaíso.

En primer lugar, reconozcamos que la corriente anti-globalización ha ganado adeptos. Gran parte de la oposición cabe en esta categoría. En su versión más extrema esta ideología, convertida en religión, me provoca rechazo. Pero su contenido aplicado a Valparaíso —sobre todo aquello vinculado al valor de los negocios familiares y el patrimonio social— ha sido un verdadero aporte. Negar lo anterior es negar lo mejor que tenemos. Es menester que el Grupo Plaza tome esto en cuenta. Que ponga a su habilidoso equipo a trabajar en humanizar y hacer más verde PB. Los extremistas jamás se convencerán, pero da lo mismo. Se trata de tener el mejor proyecto posible.

En segundo lugar, ha crecido el escepticismo sobre el estilo de intervención que se hace en nuestra urbe universal. Nadie duda de que el Paseo Wheelwright es un aporte. ¿Pero sus terminaciones?, duras. Tan poco verde. Tanto hormigón. Una vez pasada la novedad, sencillamente no invita. Veo que las maquetas de PB ostentan enormes plazas de cemento. Entiendo por qué algunos no se emocionan.

Tercero: Más allá de los anti-globalización y los escépticos, hay otro grupo, entre los cuales me incluyo, que sencillamente soñaba con algo más osado: canales de agua, una isla, un museo o acuario de categoría internacional, una línea férrea subterránea.

¿Otro autogol? La palabra mall no ayuda. El aeropuerto de Santiago es una concesión pública con un fuerte componente comercial. Pero nadie lo llama mall y es un orgullo de muchos chilenos. Nunca antes se ha visto que a los bordes costeros de Baltimore, Génova, Barcelona o Ciudad del Cabo se les denomine mall.

Después de todo, discrepo de los furibundos que reclaman que PB será la muerte de la ciudad. Confío en el diálogo; confío en que el proyecto se puede mejorar. Pero los opositores deben entender que, aunque el giro comercial del Grupo Plaza sean grandes centros comerciales, esto no significa que sus ejecutivos sean seres humanos inferiores o incapaces de entender a Valparaíso. Demonizarlos sólo contribuye a la ruptura. Esto dañará el proyecto; esto dañará a Valparaíso.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Todd, me parece muy equilibrado su diagnósitico. En su opinión, ¿que rol cumple los estibadores/ portuarios en este debate?

El Gringo dijo...

César,

Gracias por tu comentario. En mi opinión, la entrada de los estibadores en este debate es relativamente nuevo y, por ende, no obedece los tres puntos analizados en mi columna. La EPV nos ha asegurado hace muchos años que el paño Barón no es necesario para el crecimiento portuario durante los próximos 30 años, mientras los estibadores dicen que el puerto ya esta colapasado. ¿quien tiene la razón?. Los dos. El colapso que se ha producido en el puerto este verano se debe principalmente por los problemas causados por la puesta en marcha del ZEAL, que ha experimentado fallas logísticas importantes. En mi opinión, los estibadores se han aprovechado esta confusión, alimentado por los anti-globalistas, haciendo creer que el atochamiento del puerto se debe a Barón, que no es así. Algunos amigos mios que trabajan en el puerto me han dado otro dato. Me dicen que el trabajo logístico que se hace en Yolanda y Barón efectivamente se puede hacer en el ZEAL y la zona la pólvera. El problema es que las empresas portuarias pagan mejor en el puerto que arriba, y esto, aparentamente, explicaría el miedo de los estibadores. Así, no es que Puerto Barón será la muerte portuaria de Valparaíso, pero si puede afectar los ingresos de los estibadores.

saludos, Todd

Anónimo dijo...

Valparaíso es mucho más que un puerto. Desde sus albores y en su época de gloria fue un centro urbano policultural que desarrolló una amplia gama de actividades. Hoy “Pancho” puede proyectarse como un gran polo universitario, gastronómico y, por cierto, como urbe patrimonial.
El puerto, en si mismo, claramente produce empleos, pero muchos de ellos en precarias condiciones económicas y de seguridad social: no es por tanto la panacea, y no se terminará por realizar parte de sus acciones en la ZEAL u otro espacio de gestión y almacenaje.
Por otra parte, el puerto no aporta nada a Valparaíso. Los recursos generados se van a la Capital, mientras que en la ciudad se queda las torres de contenedores obstruyendo la vista, los camiones con su paso destructivo por las calles porteñas, las maquinarias y la suciedad derivada de las operaciones portuarias.
Valparaíso debe diversificar sus actividades y productos.
Valparaíso es más que un puerto.

El Gringo dijo...

Alejandro,

Gracias por el post. Concuerdo que Valparaíso es más que un puerto y que, dentro de los polos turísticos y universitarios, se juega gran parte del futuro de la ciudad. Sin embargo, en lo personal, creo que es válido seguir insistiendo en el carácter portuario de la ciudad, pues, gran parte de su identidad histórica/urbana/patrimonial se debe a este hecho. Además, desde que se haya iniciado el proceso de las concesiones portuarias en '98, Valparaíso ha experimentado un crecimiento portuario muy importante. De hecho, el año pasado, TPS pasó a STI (concesionario de San Antonio) tanto en contenedores como en tonelaje. Puede parecer trivial pero no lo es. San Antonio tiene más espacio para crecer, es cierto, pero Valparaíso es varias horas más "cerca" y para los grandes navieras que hacen 50 o más recaladas en Chile al año el ahorro en petroleo que significa llegar a Valpo sobre San Antonio se traduce en varias millones de dolares y esto explica porque algunos monstruos como Hamburg Sud y Mediterranean (MSC) se han cambiado desde San Antonio a Valpo. Señala que el puerto de Valparaiso tiene futuro y seguramente este futuro será aun más importante cuando liciten el espigón este año.

Tampoco puedo estar 100% de acuerdo con el dicho que "el puerto no deja nada en la ciudad", pues, la ciudad aun es sede de los 3 navieras más importantes del país (Sudamericana, Ultramar, y Agunsa/Interoceanica--todos dentro de los 40 más grande al nivel mundial), varias agencias importantes (Broom, Taylor, Marval), y sede de más de 30 agencias de Aduana--algunos muy importantes al nivel nacional y otros más bien familiares. Es decir, hay mucha gente cuyas vidas aun dependen del puerto: camioneros, estibadores, provedores misc., etc. Lo que si es cierto es que hay que buscar un desarrollo harmónico entre el puerto y una ciudad histórica, patrimonial, universitaria, y turística. Confio que puede hacer. Mi experiencia me indica que las navieras saben que la ciudad tiene que ser más amigable--algo demostrado en el interés de la EPV para Puerto Barón, más allá de los defectos del proyecto. Así que se puede. Ahora hay que insistir en el mejor proyecto posible.

Keep blogging!

Saludos, Todd