Moriré en Valparaíso

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Mi nuevo libro con prólogo de Roberto Ampuero

domingo, 4 de octubre de 2009

¿Que diría don Fernando?

Conocí a don Fernando Friedmann en 2000, cuando propuse regalarle un estudio integral sobre sus 9 funiculares. La idea era la siguiente: Hacer un diagnóstico sobre la condición de cada ascensor; calcular la inversión que se requería para la restauración integral; catastrar los bienes y activos asociados; entregar un diagnóstico financiero; desarrollar un plan de negocios sostenible; elaborar ante-proyectos para la recuperación de las estaciones; estudiar la factibilidad de negocios turísticos complementarios y, finalmente, explorar vías de financiamiento para implementar dicho plan.

“¿Y esta maravilla, cuánto me va a costar?”, me preguntó don Fernando. Con 90 años a cuestas, no tenía un pelo de tonto. “Cero”, le dije. Postularíamos a fondos CORFO por la mitad, Fundación Valparaíso (FV) la otra.

Con su visto bueno, armamos un equipo de 7 profesionales. Seis meses después entregamos nuestro informe de más de 300 páginas. ¿Conclusiones? Los funiculares tenían un potencial interesante. Pero la empresa estaba “patas pa’ arriba”. Por su avanzada edad, don Fernando se había alejado del día a día de la compañía. A consecuencia, el sindicato, representando a unos 70 empleados, virtualmente controlaba la empresa. Después de estudiar los acuerdos de negociación colectiva con empresarios expertos en la materia, llegamos a la conclusión de que ningún inversionista serio daría un peso por el negocio.

¿Peor aun? A pesar de ser 9 monumentos nacionales reconocidos como “uno de los 100 tesoros de la humanidad en mayor peligro de desaparecer”, ningún filántropo, ni ninguna fundación extranjera, podrían inyectarles recursos, aunque quisieran. ¿Por qué? Porque no se puede donar a empresas privadas; sólo a instituciones sin fines de lucro reconocidas como tales. Así, le propuse a don Fernando: “Si Ud. estuviera de acuerdo, yo podría explorar la factibilidad de que FV se hiciera cargo”. “Hágalo”, me dijo.

Trabajé codo a codo con el Comité Calificador de Donaciones del MINEDUC para conseguir la aprobación y adquirir los ascensores vía Ley de Donaciones Culturales: un proyecto sui generis. Se portaron un siete. Después de unos meses, tuvimos la aprobación en la mano. Viajé a Miami, Nueva York, San Francisco, Los Angeles y Chicago, apoyado por los cónsules respectivos. Me reuní con filántropos y chilenos exitosos, y fui sumando apoyos. En el camino logré atraer el interés de empresarios locales para gestar proyectos turísticos complementarios. Después de 2 años, 20 mil kilómetros recorridos y unas mil horas de trabajo ad honorem, le hice una oferta para que FV adquiriera sus 9 ascensores.

“Estoy de acuerdo”, me dijo, “sólo falta la opinión de mis yernos”. Estos me dijeron: “Gracias, pero no. Nosotros nos vamos a hacer cargo”. Sentí una pena indescriptible, una pena que, 8 años después, vuelve a surgir. Don Fernando se nos fue. Ahora pido que el gobierno intervenga, para que los ascensores Florida, Villaseca, Monjas, y Mariposas no le sigan.

6 comentarios:

Daniela R.A. dijo...

Ouch!...

Creo que en esta cirugía del rescate a la ciudad de Valparaíso falta mucho en materia de vincular a los ciudadanos.

Sin duda que los ascensores tiene un valor único en el modo de vida de los Porteños. Es un rasgo distintivo: El dirigirse o bajar al plan desde las encumbradas casas, ubicadas cuesta arriba y realizar un tramo en ascensor... Los usuarios, esta ciudadanía que de tanto subir y bajar ha sabido amoldarse a las rigurosidades.

Por otro lado los encargados de proporcionar el servicio de este mítico y cotidiano transporte porteño ven en el progreso una amenaza a sus bolsillos apolillados por la mala administración.

No es fácil, dejar de lucrar pero con esta mezquina acción no ven su responsabilidad social y así mutilan parte del patrimonio porteño. Esto refleja el temor de estos señores que no tienen la misma visión filantropa de Don Fernando.

No quiero prejuzgar a estas personas con mi comentario.Quizás sientan que se quedan sin un "negocio" y me parece lógicamente humana (suponiendo) su postura. Por eso estimado Todd me queda esta pregunta en mi inquieta cabeza, si existen planes para reactivar de modo integral a los ascensores y su entorno.¿Es posible que estas personas liciten parte del proyecto gestando otra opción de negocio?
Mi inquietud nace considerando que gran parte de la ciudad está en manos de entidades privados y que sin duda siempre se debe negociar o mejor dicho mediar para que las partes se integren y puedan funcionar según sus capacidades.

Tratando de aportar al debate, Atte. Daniela Riveros A.

El Gringo dijo...

Estimada Daniela,

Gracias por tu bien ponderada respuesta.

Lo de los ciudadanos es un buen punto, pero, como siempre, más dificil de implementar que uno pensaría.

Sobre el resto de tu analisis, me gustaría aclarar un par de puntos importantes. Primero, desde hace aproximadamente 12 años, que el "negocio" de los funiculares no anda. La empresa tiene pérdidas casi todos los años. Es precisamente por esta razón que Don Fernando le habría encantado venderlos a la FV. Era "quitarle un cacho". Cuando sus yernos decidieron no vender, no era porque pensaron que podían lucrar con el "giro" del transporte funicular. No. Era porque pensaron que, con el pendiente declaración ante la UNESCO y los rumores que salian en estos días en los diarios nacionales sobre un gigantesco préstamo BID que venía tramitándose, ellos pensaron que algunas de estas lucas podían recaer en los ascensores. Eso fue su avaricia. Por lo menos, esto es mi teoria.

Obviamente, esto no sucedió, y, por una razón lógica. Las platas BID son platas estatales y no pueden ir por subsidiar a privados.

Por otra parte, la incapacidad de los yernos de hacer las inversiones que se recomendaban en nuestro informe en 2000 ha tenido graves consecuencias. En el caso específico del Ascensor Villaseca, parado hace 4 años, el costo de mantención hoy día probablemente es 3 o 4 veces más de lo que habría que haber invertido si lo hubieran hecho hace 8 años. Lo mismo pasa con Monjas.

Así, el tema es muy complejo, y la única solución que veo hoy es que el Gobierno asume la inversión de apx US 10-15 millones que hoy día costaría para salvarlas todas.

No sé si clarfique tus dudas.

Gracias,
Todd

Daniela R.A. dijo...

En buen chileno, si po' "Gringo"! me quedó mucho más claro.

Bueno, sin duda luchar contra los arraigados males sociales: en este caso la avaricia que mencionas, es todo un desafío!

El Gringo dijo...

Samuel y Daniela,

Estoy de acuerdo con Samuel que integrar los ascensores y trolleys en el sistema de transporte integral puede ser fundamental. Tambien lo hacen en San Francisco. Para ellos es una excusa que permite que el metro subsidia a sus famosos tranvias.

Con respeto a los trolleys, yo, hace tiempo, tengo la siguiente idea: Primero, declaramos a Cerro Concepción un cerro 100% peatonal. Esto devolvería la tranquilidad a un barrio que esta sufriendo mucho la falta de planificación turística sustentable. Segundo, se invierte en colocar una linea de trolley que sube por Almirante Montt, da la vuelta por Cerro Concepción, baja por Urriola, vuelve por Esmeralda, y sigue haciendo el mismo círculo todo el dia y noche. Sería un servicio gratis, subsidiada 100% por el sistema de transporte, es decir, el gobierno.

Ganarían los trolleys, ganarían los turistas, ganarían los residentes, ganaría la ciudad.

saludos,
TT

El Gringo dijo...

Samuel,

Una pena. Igual, gracias por aclarar.

saludos,
TT

El Gringo dijo...

recibido via mercuriovalpo.cl

asgdc@hotmail.com"Dios ciega a los que quiere perder"...

...es lo único que se puede comentar de esta absurda decisión tomada por la familia de don Fernando.

Realmente una pena.
Firma: alfonso silva.-